El panorama del impuesto especial sobre envases de plástico no reutilizables está a punto de cambiar. A partir del 1 de enero de 2024 ya no se podrá acreditar en el impuesto especial la cantidad de plástico reciclado en los productos mediante una declaración responsable firmada por el fabricante. La vía para certificarlo estará sujeta a una normativa más rigurosa bajo la norma UNE-EN 15343:2008 o sus equivalentes.
Operinter, como operador logístico internacional, se ajusta a la nueva normativa preparando todos sus departamentos de aduanas. Esto implica una minuciosa verificación de los productos afectados por el impuesto especial sobre envases de plástico no reutilizables, así como la recolección de información pertinente para certificar el uso de plástico reciclado según las directrices establecidas en la normativa vigente.
Requisitos y aplicaciones
Las entidades certificadoras deben cumplir con requisitos precisos. Deben estar reconocidas por la Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) o por el organismo de acreditación de un estado miembro de la Unión Europea. Además, para productos fabricados fuera de la UE, se requerirá la validación de un organismo reconocido internacionalmente por ENAC.
La regulación del impuesto abarca una gama de productos que incluyen envases no reutilizables con plástico, productos plásticos semielaborados destinados a la fabricación de dichos envases, y productos con plástico para el cierre, comercialización o presentación de envases no reutilizables. La base imponible se calculará según la cantidad de plástico no reciclado en kilogramos en los productos sujetos al impuesto. Por lo tanto la certificación adecuada de la cantidad de plástico reciclado se vuelve fundamental para evitar cargos adicionales.
Hacia un sistema más riguroso
La normativa que regirá a partir de 2024 implica una transición hacia un sistema más riguroso de certificación. Esta medida tiene como objetivo garantizar la trazabilidad y conformidad del plástico reciclado con estándares específicos.
Operinter, operador logístico integral, ha mostrado un creciente interés y conciencia en el impacto ambiental de los materiales utilizados en la cadena logística. Su compromiso con prácticas sostenibles se refleja en la búsqueda activa de soluciones de transporte más ecológicas y en la implementación de medidas para reducir la huella de carbono en sus operaciones.