El transporte marítimo, y por consiguiente el flujo de contenedores, se ha visto muy alterado por las consecuencias de la crisis del COVID-19. Primero por el cierre de China y, después, por la extensión de las medidas para contener los contagios que se fueron tomando en los países occidentales. En este contexto muchas navieras decidieron cancelar algunas escalas e incluso algunos servicios. Es lo que se conoce como blank sailing e implica una reducción en la oferta de servicios ante la imposibilidad de llenar los buques lo que provoca menos salidas y viajes más largos.
Otro de los efectos de la pandemia global en el shipping ha sido la acumulación de contenedores vacíos en los principales recintos portuarios de Europa o Estados Unidos, sin embargo, en China había escasez de equipos. Una situación que, aunque se ha ido solucionando, si ha provocado un aumento de los fletes marítimos hasta límites no vistos antes. Según el Shanghai Containerized Freight Index (SCFI) el flete por TEU llegó a los 1.938,32 dólares el pasado mes de noviembre. Días antes el World Container Index (WCI) situaba en los 2.834,73 dólares el FEU de importación.
Desde el inicio de la crisis sanitaria, en Operinter, como operador logístico integral de escala global, no hemos dejado de trabajar. Siempre ofreciendo la mejor logística por mar aunque las circunstancias fueran infinitamente diferentes. La pandemia ha sido y sigue siendo un auténtico desafío para cualquier operador logístico.
El año nuevo chino, una gran esperanza
Por otro lado, las principales navieras esperan la habitual relajación de la producción que se produce en China como consecuencia de su Año Nuevo. Una festividad que se celebrará a partir del 12 de febrero y que podría permitir el retorno de grandes volúmenes de contenedores vacíos. Muchos operadores confían en volver a equilibrar los flujos con el fin de dar salida a mercancías pendientes de exportación desde el gigante asiático.
Resistencia de los tráficos en Amberes y Algeciras
No obstante, a pesar de las consecuencias negativas que el COVID-19 ha tenido sobre el transporte marítimo, con descensos generalizados de la mercancía contenerizada durante 2020, destacan los buenos datos de los puertos de Amberes (Holanda) y Algeciras (España) ya que han mostrado una mayor resistencia a la crisis. En el caso del puerto andaluz tan sólo registró un descenso de un 1,9% respecto a 2019, logrando mover más de 5 millones de TEUs en 2020 y 107,3 millones de toneladas.
Respecto al puerto de Amberes cerró el pasado año con un tráfico de contenedores que, por primera vez, superó los 12 millones de TEUs movidos. Una cifra que ha supuesto un crecimiento del 1,3% respecto a la registrada en 2019 y ha permitido que el recinto consolide su segunda posición en el ranking europeo. sólo por detrás de Rotterdam.